SÍNTESIS DEL SEMINARIO XI DE CONCEPTOS LACANIANOS
FUNDAMENTALES PARA EL PSICOANÁLISIS
(Curso 2013-14)


Programa completo del curso
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    Continuamos nuestro trabajo sobre el Seminario de "La lógica del fantasma" traduciendo las relaciones lógicas del Cogito cartesiano o falso cogito en el cuadrilátero de Klein en términos de repetición significante/acto, con la apertura posterior del ocho interior que subyace y que desembocaba en el rapport o proporción áurea. Nos adentramos en todas las características de esta relación de relaciones inconmensurables encontrando por un lado la razón del número de oro (proyección interior) que era igual a: – φ ; por el otro, la razón de la sección áurea (proyección exterior) que era igual a a.

    Con estos elementos seguimos a Lacan en el despliegue de las distintas figuras que toman estas proyecciones partiendo -desde lo extrínseco- de un sujeto producto y resto de la anterior relación de los padres con esa misma estructura de equivalencias. Desde lo intrínseco, el sujeto que proyecta ese objeto vivido como propio en el campo de la búsqueda del Uno como unificante. Operaciones que van dejando dividido dicho campo en lo placentero (1/a) y lo displacentero (1-a). En este 1-a ubicábamos con sus similitudes y diferencias a la sublimación y el acto sexual vinculados a dicho espacio de resto y falta.

    De ahí pasamos a analizar el proceso y la diferencia entre lo que sería la búsqueda del Uno unificante como complementariedad y el Uno unificante desde la diferencia y a partir del – φ y la castración que se pone en juego. En esta distribución la mujer ocupará el lugar del objeto de goce, mientras que el hombre quedará sometido a una segunda alineación en tanto ha de pasar por ese objeto de goce para encontrar algo del valor de cambio respecto a su valor de uso perdido en este nuevo campo del goce. No hay acto sexual y hay acto sexual o lo que puede traducirse con un "no sin".

    Hasta aquí y guiándonos por la compaginación de estas distintas formas de la proporción áurea con las fórmulas de la metonimia y de la metáfora, Lacan nos ofrece distintas constantes que pueden encontrarse como respuesta al acto sexual y la identificación que comportan. Frente a la variable x sobre el goce en sus diferentes vertientes, contamos hasta ese momento con aquella que se despejaría una vez hemos convertido en metonimia los elementos de partida (a o 1+a) viniendo a sustituir a la pregunta sobre el sexo en la fórmula de la metáfora. Así contaríamos por un lado con los objetos pulsionales parciales relacionados con el autoerotismo, y por otro, con la división en dos e inversión de aquellos que responderían a la función del falo imaginario y la búsqueda del Uno por la complementariedad.

    Previo al avance hacia el Otro absoluto y el goce, Lacan hace una inmersión crítica al trabajo realizado por Edmund Bergler La neurosis básica (1949), donde se refiere a la clínica del masoquismo y a su relación con lo que llama la neurosis básica como una neurosis oral, y que aquí Lacan retoma para ilustrar cierta significación del goce masoquista y para comprender a partir de ahí el goce y, en particular, el pasaje del goce fálico al goce del cuerpo. En este sentido un tema fundamental es el del rechazo en sus diversos aspectos de rechazar el objeto, de ser rechazado y rechazarse, así como de hacerse rechazar, que da lugar al masoquismo psíquico. La dimensión del masoquismo se define fundamentalmente por el hecho de que el sujeto asume una posición de objeto para definirlo como efecto de caída y de desecho, de resto del advenimiento subjetivo, y en donde el hacerse rechazar y el ser rechazado responde al yo no soy estructural.

    Nos adentramos también siguiendo este tema en Hegel y su análisis de la dialéctica del Amo y el Esclavo en términos de quien goza, de qué se goza y si eso de lo que se goza, goza. Así el Amo después de la lucha a muerte gozaría del cuerpo del Esclavo, sin embargo, algo se le escapa al Amo de eso de lo que goza, es decir del cuerpo del Esclavo, que Lacan vinculará con toda una serie de objetos que quedan fuera del dominio del Amo. Objetos en la frontera, en los bordes del cuerpo, objetos excepcionales, signos de un goce más allá de lo controlado por el Amo.

    Bajo distintos enunciados como "No hay goce sino del cuerpo", "Tu eres mi mujer" o la metáfora cuya respuesta al goce de mi cuerpo subyace en el goce de la mujer, de mi goce (ma jouissance) Lacan planteaba la necesidad estructural de ese pasaje por la alteridad convertida en objeto de goce en el acceso al goce del cuerpo propio y donde se va a jugar la sexuación. Sería por donde pasará el "hay acto sexual" pero "no hay acto sexual". Pasaje que guardaba en común con el goce del Amo y el esclavo aquello de lo que puedo gozar a través de otro pero que rompía con la idea de un goce complementario o de una Unidad complementaria. Pasaje, sin embargo, que nos ofrecía como punto de partida a partir del cual se delineaba ese Otro goce, goce Absoluto, en el que Lacan ubicaba tanto a esos objetos del Esclavo que escapaban al control del Amo, como al perverso y al goce femenino.

    Encontramos los puntos en común y diferenciales en cada uno de ellos pero todos partiendo de ese núcleo central del "hay y no hay acto sexual" y que, desde el perverso, articulado y negado en ese núcleo, apuntaba a un saber sobre aquellos objetos que no han sido atrapados por el Otro en la alienación y que quedan como restos de dicha operación.

    Volvimos desde ahí al cuadrilátero de Klein para responder, desde este acercamiento de Lacan a la estructuración del sujeto en las distintas operaciones lógicas, su traducción en términos de goce, del goce perverso y el paralelismo de todo esto con el fantasma, en concreto con el fantasma de "Un niño es pegado" y aquello que en su segundo tiempo es necesario reconstruir en tanto ausente. Se refería a la dificultad estructural de la asunción en términos de "je" de ese tiempo en el que se articularía el sujeto y el objeto. Rescate del sujeto en un resto y constante, el objeto a como mirada y soporte último de ese sujeto.

    Será en esta vía de lo que Lacan llamaba la operación Verdad donde se situará el analista en vistas a sostener ese resto-reducto del Sujeto y el trabajo de asunción por parte del analizante de dichas operaciones. Esto último nos enlazó con el siguiente seminario de Lacan: El acto psicoanalítico, al cual dimos su contexto y en el cual se partía de nuevo del cuadrilátero de Klein situando en él las distintas operaciones y movimientos con los que pretende dar cuenta del trabajo psicoanalítico. Volvimos otra vez a la lógica para encontrar en ella la dialéctica posible escondida tras sus categorías clásicas y que la lógica moderna desvela, para poder también presentar los distintos recorridos y posiciones que se producen en un psicoanálisis tanto del lado del analizante como del psicoanalista.

    También los participantes en este Seminario de Aula de psicoanálisis pudieron trabajar y contrastar las primeras incursiones en un autor referencia de Lacan como Marx, así como algunos de los documentos fundamentadores de la Escuela en la búsqueda de la realización de una Escuela que respondiera en su construcción y desarrollo a la lógica con la que estaba trabajando Lacan el discurso analítico. Esas investigaciones siguen en marcha.


María José Muñoz