SÍNTESIS DEL SEMINARIO DE CONCEPTOS LACANIANOS IX
(Curso 2011-12)


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    Este curso lo dedicamos, íntegramente al Seminario XIII de Lacan sobre El objeto del psicoanálisis, comenzando con su clase inaugural y que será a su vez el Escrito "La ciencia y la verdad". Seguimos en él la crítica que hace Lacan a la epistemología y la cuestión de la elucidación del "objeto". Nos acercamos en primer lugar a quien Lacan toma como su guía y que no es sino Alenxandre Koyré quien se comprometió en sacar a relucir el compromiso filosófico de la ciencia moderna y contemporánea, despejando su metafísica elidida y eludida. Koyré insistirá en la idea de que la ciencia es inseparable de ideas "transcientíficas", religiosas y metafísicas. Todo cambio en la representación (científica) del mundo presupone un cambio de ontología. El estudio de Koyré de la revolución científica del siglo XVII, con sus antecedentes y sus consecuentes consistirá precisamente en probar esta tesis y en descubrir y mostrar cómo esa revolución se produce porque una nueva ontología se ha sustituido a la ontología tradicional. Este cambio de representación del mundo se opera a partir de Copérnico y comporta una nueva discusión y resolución sobre la naturaleza del espacio y de la materia, del movimiento, y sobre el valor y el sentido del pensamiento. En la revolución científica del siglo XVII se produce la revisión y la mezcla de ciencia, filosofía y teología, o dicho de otra manera, de física, metafísica y teología que, todas a la vez, dan cuenta de la ontología. La revolución intelectual de los tiempos modernos comienza con un pasaje del aristotelismo medieval al cartesianismo. Es desde esta vertiente ontológica subyacente que pudimos entender mejor la afirmación lacaniana de que Descartes pretende fundar cierto amarre en el ser que nosotros consideramos que constituye el sujeto de la ciencia.

    Pero también vimos con Koyré que el advenimiento de la ciencia moderna no es el advenimiento de una ciencia experimental, sino el advenimiento de una ciencia matemática de la naturaleza que es la que hace posible cierta experiencia y necesaria la experimentación. La ciencia moderna es también una ciencia instrumental, y los instrumentos científicos son encarnaciones de la teoría. El telescopio de Galileo, primer instrumento científico construido a partir de una teoría científica, la óptica y con una finalidad científica. Según esto la techné se remodela según las reglas de la episteme.

    Así pues, desde el comienzo de este trabajo con Lacan no sólo está en cuestión la epistemología sino la historia y el mundo de la representación y sus realizaciones.

    Dentro de esta misma línea continuamos con Koyré y el análisis del nacimiento de la ciencia moderna con ese vuelco producido en ese momento. Dice Koyré que en las épocas clásicas se comienza por la cuestión de lo que es el Mundo, el Cosmos; y, a partir del Cosmos, se intenta responder a la cuestión ¿qué soy yo? buscando el lugar, el sitio que el hombre ocupa en la gran cadena del ser, en el orden jerárquico de lo real. Pero en las épocas "críticas", épocas de crisis, o del Ser; el Mundo, el Cosmos devienen inciertos, se separan y se hace trizas, la filosofía se vuelve hacia el hombre, ella comienza entonces por ¿qué soy yo? ella interroga al que plantea la cuestión.

    Fuimos entonces a uno de los maestros de Descartes, Montaigne quien va a plasmar en su obra esta incertidumbre del sujeto devenido escéptico respecto al Saber, Verdad, etc. Frente a este escepticismo comprobamos lo Absoluto del Saber de la propuesta cartesiana tanto respecto a la problemática de Saber-Verdad cuestionada anteriormente, así como absoluto respecto a su punto de llegada. La duda se convierte en un operador-filtrador que sólo admitirá lo no dudoso o evidente.

    Esto nos condujo a la noción de causa desde distintos puntos de vista. La algebrización del cogito cartesiano por parte de Heidegger de un lado, las distintas causas diferenciadas por Aristóteles y la repartición lacaniana de estas respecto a la Verdad como causa en la magia, la religión, la ciencia y el psicoanálisis.

    Esta verdad como causa, nos reenvió de nuevo, por una parte, a la cuestión de la significación en la lingüística y sus diferentes gramáticas, para de aquí abrocharse a la lógica como haciendo oficio de ombligo del sujeto en tanto no está ligada a las contingencias de una gramática, nos dirá Lacan.

    Por otra parte, y articulándose con la causa material respecto a la Verdad que definiría al psicoanálisis, Lacan nos plantea a la Verdad como palabra hablada "Yo (Moi), la verdad, (je) hablo" frente a la escritura o literalidad. Analizamos siguiendo las indicaciones de Lacan el texto de Jacques Derrida "De la gramatologia" centrándonos en la crítica al logocentrismo occidental apoyado principalmente en Aristóteles y en el signo saussuriano como defensores de la palabra hablada como ligada a la "autenticidad" y "naturalidad", frente a la escritura como "artificialidad" y "ficción" y donde la segunda tendría que ser un duplicado de la primera. Continuidad y discontinuidad y sus relaciones que nos remitía de nuevo a la lógica y la topología.

    Del lado de la lógica trabajamos la alienación como operación primera en la constitución tanto del sujeto cartesiano como del sujeto del psicoanálisis, es decir, proponiendo Lacan una formulación sintética a priori de la lógica, frente al ejemplo analítico propuesto en el Seminario XI.

    Desglosamos los distintos pasos, operadores lógicos, a seguir para poder concluir en la "elección forzada" que supone esta alienación. Comprobamos que no basta hablar de una disyunción excluyente para entender la propuesta lacaniana, sino que necesitamos una segunda operación que actúe sobre la primera para poder hablar del "vel de la alineación" y también el enunciado de que la ciencia no quiere saber nada de la Verdad como causa. El proceso cartesiano nos sirvió de ejemplo con el que trabajar.

    Las distintas involuciones, redoblamientos y recubrimientos, tanto en lógica como en topología, nos condujo con Lacan a la cuestión de la representación de la mano de Velázquez y su cuadro Las Meninas, contrastando su análisis con el que hizo Foucault de esta misma pintura.

    El campo de la perspectiva que con Desargues se convertirá en la geometría proyectiva y sus leyes combinatorias, nos permitió seguir de forma exhaustiva este juego de puntos y líneas que se cruzan en el infinito dando lugar a la construcción de diferentes rectas y planos en los cuales se plasman un nuevo tipo de re-presentación. Entonces el cuadro de Las Meninas, en tanto representante de la representación de una época, lo es no sólo porque la perspectiva necesita de la introducción del sujeto pintor para establecer la línea de horizonte en su obra, sino porque el mismo Velásquez, en tanto sujeto dividido, intenta atraparse en su acto. El pintor pintando, el cuadro en el cuadro, etc., plasmarán ese intento. Pero también reflejará la división del sujeto frente a su objeto, su obra. Así en la distancia entre los planos del pintor y del cuadro está colocado el objeto a. Además en la distancia que separa aquellos en quienes está depositada la función de la mirada, los reyes (A) pero que no pueden ver (A/), estará situado también el objeto a correspondiente a este Otro.

    Este recorrido nos hizo desembocar en la diversidad de los objetos pulsionales que, sin embargo, nos quedaban ordenados en una matriz algebraica con estructura de anillo que permitía ver el tipo de simetrías, distribución y báscula que se da entre el Sujeto y el Otro bajo la división de Demanda/deseo del Otro, Demanda/deseo al Otro. Fue en este punto que finalizamos junto a Lacan este Seminario sobre el objeto del psicoanálisis.


María José Muñoz