SÍNTESIS DEL PROGRAMA DEL CURSO 2009 - 2010


Programa completo del curso
Seminarios de años anteriores

    Retomamos el Seminario de la Angustia a partir de lo que suponía, en la extensionalidad y provistos de los círculos de Euler, la matriz divisoria entre el campo del sujeto (S) y el campo del Otro (A) tomadas en ambas direcciones, la del sujeto y la del Otro, así como desde lo intrínseco y lo extrínseco de las diferentes combinaciones entre ellos.

    Esto produjo una primera aproximación concerniente al predominio de un campo u otro en las estructuras clínicas defensivas.

    A partir de aquí Lacan se planteaba toda una serie de preguntas, sobre algunas de las respuestas ya dadas por él en las lecciones anteriores, y que podríamos poner bajo el epígrafe de "dialéctica de la estructura entre el campo del sujeto, del Otro y de sus respectivos objetos". Si la distribución especular, a nivel libidinal y a través del Otro, dejaba como resultado la división y diferencia entre la imagen real y la imagen virtual, en ese juego de fuerzas vimos combinarse las funciones objetales en un ir y venir entre los campos especulares que, como dijimos, no son sino el efecto de la relación entre el sujeto y el Otro, en su diferentes funciones también.

    Es así como un mismo lugar, (lugar 0 en el espejo, punto 0 respecto de la angustia) puede ser ocupado por un objeto que cause angustia, es decir que, en su exceso o en su defecto, anule la simetría estructural anteriormente establecida; o bien que venga a ser ocupado por un objeto de amor en el que se articulen las dos vertientes de éste, dupla erastes-erómenos, que pueden descomponerse siguiendo la inversión descrita por Freud en "La mas generalizada degradación de la vida amorosa".

    Esto nos permitía ubicar en estos puntos 0 y compartiendo lugar, frases de Lacan como la de "el amor es dar lo que no se es a alguien que no lo tiene", pero también: "Solo el amor permite al goce condescender al deseo" o que la angustia sea esta mediana entre el goce y el deseo, y como no, la de que la angustia se vincula con la presencia del deseo del Otro.

    Sin embargo no se trataba sólo de cómo un objeto que estaba detrás deviene delante, sino como éste objeto que estaba detrás pasaba a ser causa de deseo. Ahí volvimos a recurrir a nuestros círculos de Euler dibujando los campos del Sujeto y del Otro, situando en ellos los avatares de los objetos pulsionales primero en su recorrido progresivo, para, posteriormente resignificarlos desde el -φ. Veíamos con Lacan que su primer modelo de objeto pulsional lo tomaba de la fase oral y tenía un carácter de amboceptor, aunque el corte que se produce no es de la misma índole en un campo u otro. En ese recorrido pulsional volvimos a encontrar esos puntos cero, no sin posibilidad de angustia, en los que los campos parecen con-fundirse produciendo toda una fantasmática invertida respecto al posible goce del Otro. Pero Lacan nos dirá que es precisamente desde ese lugar, desde esos objetos retenidos pero que han de ceder como restos en el propio camino del goce, los que han de convertirse en causa de deseo.

    Será entonces aquí donde Lacan nos sitúe como prototipo al obsesivo y su doble vertiente de retención y cesión al mismo tiempo. Esta dualidad lo conducirá al "fallo genital", fallo que, por otra parte, es estructural y cuya respuesta defensiva en el caso del obsesivo será la de la creación de un exterior donde un Otro de potencia ofrezca objetos a desear.

    Aún así, dice Lacan, el deseo del obsesivo continúa su camino y lo hará subrayando la dimensión del ceder. Un deseo que se contrapone a otro. Lacan propone dos vías para este otro deseo que se enfrenta la defensa,: una es la vía del objeto transicional, en el que se patentiza la presencia y la ausencia de ambos campos, el del sujeto y el del Otro. La otra vía será la del grito, precisando que es aquel que no entra dentro de la Demanda del Otro, se-parere del Otro.

    Para finalizar, retomamos la alternativa psicoanalítica a las fórmulas hegelianas y de Kierkegaar respecto al deseo y a la angustia, subrayando que la fórmula palindrómica propuesta por Lacan, no sólo se puede leer en el doble sentido, sino que obedece a una simetría a la que debe responder la estructura, tanto del lado del Sujeto como del lado del Otro.

    Con este panorama de fondo rehicimos, con Hamlet y un caso clínico, la matriz cuyos ejes centrales eran la dificultad y el movimiento, o lo que sería lo mismo, la dialéctica de estos campos del sujeto y el Otro y sus objetos, y las dificultades que engendra esta dialéctica.

    Ahí concluimos con el Seminario de la Angustia aunque proseguimos la misma temática, visto desde otro enfoque, en el Seminario X "Los cuatro conceptos fundamentales". Nos detuvimos primero en la operación de la alineación, visto desde la lógica, como desde la extensionalidad de los círculos de Euler propuestos aquí también por Lacan.

    Posteriormente entramos en la vía de la separación (se-parere) acompañados por el análisis que hace Lacan del cuestionamiento, por parte de Descartes y su duda, de la dupla inicial S1S2, a través de su deseo de dominio, del hallazgo de una roca firme. Todo esto enfrentado a la forma de operar de Freud respecto a la duda en los relatos de los sueños y de un sujeto pensado que intenta abrir camino al deseo, a través de los puntos débiles de la cupla de esa alineación fundamental.

    Aquí nos adelantamos muchísimo y trabajamos la lógica, no establecida aún por Lacan en ese Seminario, de la separación. Tomando la propuesta de Jean-Michel Vappereau de sustituir, en la extensión, los círculos de Euler que dibujaban el campo del Sujeto y el campo del Otro, por dos discos agujereados y atendiendo a los operadores lógicos entre dos campos, que nos hablan de las posibilidades e imposibilidades, zonas de recubrimiento, separación, intersecciones etc, ensayar las vías posibles de esta dialéctica de la separación.

    Desde este avance, retrocedimos para comenzar el Seminario "Problemas cruciales para el psicoanálisis" o "Las posiciones subjetivas de la existencia y del ser" y sentar bien las bases lógicas, topológica y algebraicas que desembocarán en las posteriores propuestas lacanianas. El marco general trabajado anteriormente, aún basándose en el álgebra de cuatro elementos propuesta por Lacan en el seminario de "La Identificación", se había centrado en como quedaba desconocido el campo del Otro, del objeto tras la identificación del sujeto al rasgo unario u objeto procedente del campo del Otro, pero no reconocido como tal. En "La Angustia" se proponía como éste objeto retornaba de diferentes formas. El Seminario XII y, sin olvidar lo anterior, se centrará en la estructura y dialéctica del objeto, alteridad, Otro y el cómo incide en el campo del Sujeto. Como ejemplo flagrante Lacan demostraba cómo en el silogismo aristotélico, el sujeto de la premisa mayor, desaparecía en la conclusión, pero también, cómo en esos silogismos no cabía hablar de Sócrates como singularidad, ya que, correctamente, la premisa menor se refiere a un "Algún x".Así comenzamos a plantear, junto con Lacan, la cuestión de cómo quedaba y que estructura tomaba ese campo del Otro, campo del objeto, como campo propio. Si Lacan, ya planteaba cortes diferenciales respecto de las envolturas en estos dos campos, en sus estructuras, aunque puedan ser duales (en términos matemáticos), guardan entre ellas paridades y disparidades puesta más de relieve en su dialéctica.

    Entonces, para abordar este Seminario comenzamos a dotarnos de ciertas herramientas para poder seguir la propuesta lacaniana. Entramos en la problemática de la significación o referencia, desde diferentes perspectivas que podríamos dividir en cálculo de la subordinación, donde estaría ubicada principalmente la gramática, aunque también algunas lógicas que pretenden escalonar en tipos las distintas relaciones entre diversos componentes; y por otro lado, el cálculo de la coordinación o relaciones entre esos componentes, subrayando su carácter de función. Ahí encontramos la lógica semántica de Frege, viendo sus predecesores respecto a esta cuestión en general, con Kant y su división entre forma y contenido, o bien desde la cuestión del nombre propio con John Stuar Mill, así como la propuesta de Russel.

    Dimos las primeras pinceladas a la alternativa a la intuición kantiana mostrada por Lacan con su división del espacio también en cuatro, interior, exterior, dentro, fuera y su combinación en el modelo de la Botella de Klein. Hicimos una construcción en papel para percibir mejor su estructura.

    Continuaremos en esta vía así como en la dialéctica que proyecta dicha estructura en diferentes dimensiones espaciales.


María José Muñoz