SÍNTESIS DEL PROGRAMA DEL CURSO 2006 - 2007


Programa completo del curso
Seminarios de años anteriores

    Comenzamos nuestro trabajo siguiendo a Lacan en su análisis comparativo del psicoanálisis respecto a la posición de otros autores: Descartes, Kant, Hegel, en referencia a los diferentes cortes establecidos por cada uno de ellos en los ejes del Saber/Verdad, en la constitución del sujeto/objeto, su función, su posición y su objetivo; en la concepción y aparición del deseo, y en la dialéctica o pulsación temporal. Todo esto nos permitía comparar los lugares, topos, abiertos por cada uno de ellos.

    Volvimos a ver todas estas cuestiones en la aproximación que hace Lacan en el Seminario VI: El deseo y su interpretación entre el sueño y la constitución del fantasma tomando como base topológica el “Grafo del deseo”. Su estructura y elementos homólogos nos permitió ver la dificultad de ubicar el deseo que se realiza en el sueño y detectar las coordenadas, condiciones que se establecen en la escritura del inconsciente. En el ejemplo del “padre muerto” Freud añadía “según su deseo”, deseo que interpretaba como edípico, de muerte hacia el rival edípico. Sin embargo Lacan nos muestra como ese “según su deseo” podría estar ubicado en cada uno de los registros en los que se juega este caso, incluso a nivel consciente. ¿Cuál es entonces el deseo del sujeto? En su recorrido Lacan apunta más a la respuesta abierta por la pregunta sobre el ser del sujeto y de las formas escritas que elabora el sueño, a partir de los restos diurnos y aquellos del pasado. En su forma misma este sueño nos daba la matriz mínima del despliegue de los significantes, la alteridad estructuralmente abierta a nivel del enunciado y de la enunciación y algo que comienza a introducir la necesidad que tiene el sujeto del situarse bajo “un significante inútil”.

    Es también ese movimiento fenomenológico y lógico en el que el descubrimiento de que los padres no lo saben todo introduce, una reestructuración en la que todo aquello que soportaban esos padres se convierta en el eco del sujeto, momento previo a la conmutatividad de la experiencia de satisfacción en la que el Otro estaba presente, a la experiencia donde la batería de significantes no está más allí. ¿Se trata de la misma conmutatividad, sustitución de un significante por otro de la metáfora que veíamos que junto al principio de elección y oposición nos daba el primer grupo fundamental de la estructura del lenguaje? ¿O más bien se trata de una conmutatividad diferente en la medida en que hablamos de una ausencia?

    Esto es lo que Lacan trabajará mas ampliamente a partir de los tres sujetos que elige para abordar este tema y que tienen en común “un padre muerto”. En un ordenamiento que va desde el análisis de ese sueño freudiano, al caso de Ella Sharpe y por último Hamlet, vimos el impás que se abre si nos quedamos solamente en la relación al Ideal. La disyunción que se abre en la fórmula de la metáfora paterna en términos edípicos, nos dejaba como única salida esta aparente oposición entre el ser y el tener en la que si se es, a nivel inconsciente se tiene, y si se tiene, a nivel inconsciente se es.

    Esto comporta que la única salida posible es la identificación al Ideal fálico poseído por el padre edípico. Impás en el final del análisis freudiano. Desde esta perspectiva Lacan retoma las neurosis de defensa freudianas.

    Lacan sin embargo comienza a sustituir en estas fórmulas el falo por el objeto a, I/a, y subraya que si bien el modelo de este objeto a son los objetos pulsionales, estos no son, estrictamente hablando, el objeto a. Este objeto va a estar vinculado a los cortes en la cadena discursiva y a los restos que van produciendo estos cortes. Es en este punto donde dejamos el Seminario VI.

    Acompañando este camino en la vertiente más técnica del proceso de un análisis, trabajamos el Escrito “La dirección de la cura” ubicando, en el grafo del deseo, en qué tramo del grafo se encalla cada una de las corrientes post-freudianas en su concepción de la transferencia, la interpretación y el final de un psicoanálisis. Situamos también el tramo estructural en el que podemos hablar de transferencia propiamente analítica y hacia qué apunta.

    Con el telón de fondo de las cuestiones planteadas por Lacan nos dirigimos al Seminario IX: La Identificación, proveyéndonos previamente de algunas herramientas lógicas como la concepción y operatoria de la lógica de proposiciones o términos, y la lógica o cálculo de predicados o cuantificacional.

    En este Seminario revisamos históricamente algunas de las teorizaciones sobre la identidad: Aristóteles, Leibniz, Kant, Hegel, Heidegger, Wittgenstein y Russel. Pudimos ver cómo, además de estar vinculado a la definición que cada autor planteaba sobre esta noción, la identidad aparecía o bien como idéntico a otro/otros, o bien como la diferenciación de otros. Esto mismo está necesariamente ligado a la noción del Uno y del Todo del que se parte, así como de la relación entre ellos. Dos extremos que Lacan sitúa entre el rasgo unario y la cuestión del Nombre y la articulación que podemos encontrar. Esto nos llevó a hacer una primera incursión en las teorías de la referencia o del nombre propio, lo que nos llevará a la lógica de clases: Frege, Russell y las críticas a las teorías descriptivistas e históricas. Por otra parte y siguiendo el análisis del “je pense donc je suis” cartesiano éste nos condujo al estudio de las distintas series y sus respectivas posibilidades de corte o límite y a sus correspondientes temporalidades. Es este límite o corte discursivo el que nos interesa y no los límites normativos a modo de los Universales kantianos o sadianos que no hacen sino intentar “normativizar” o “patologizar” al sujeto. Es también desde esta distribución de lugares, espacios que introduce cualquier teorización, fantasma, que podremos encontrar las diferentes concepciones topológicas del sujeto, su estética y su posibilidad o no de reversión. Desde estos puntos abiertos retomaremos el curso siguiente.


María José Muñoz